En las primeras décadas del siglo XIX tuvo lugar en Inglaterra un movimiento de oposición a la introducción de maquinaria movida por vapor, sobre todo en la producción textil. Fue protagonizado sobre todo por artesanos textiles, que veían como perdían el control de sus condiciones de vida, precisamente por el uso que se estaba haciendo de esa maquinaria.
Los ludditas lucharon y destruyeron esas máquinas porque veían que estaban amenazando su forma vigente de vida, y sobre todo vieron que se estaba haciendo un uso de las máquinas para imponer una organización del trabajo, la fábrica y su trabajo asalariado, llevado a cabo por niños y mujeres en largas y agotadoras jornadas. La máquina facilitaba las operaciones, pero necesitaba de esclavos para su atención. Rechazaban esa organización de la producción que estaba apoyada en el uso masivo de máquinas en fábricas, estamos en tiempos de lo que se llama la Revolución Industrial.
Aplicación salvaje de tecnologías, algunas o muchas de ellas desarrolladas por los propios artesanos para facilitar su propia vida, por capitalistas salvajes, estas luchas se propagaron por otros territorios: Francia, Alemania, España…
Destruyeron máquinas, esas que odiaban por el provecho que sacaban los capitalistas, incendiaron fábricas y finalmente fueron derrotados, Inglaterra en aquellos años estaba en guerra con Francia en territorio español y sin embargo concentraron más tropas en las regiones donde se destruían máquinas que en la Península Ibérica. Fueron derrotados por el Estado, que a ellos no les protegía.
En ocasiones se considera, y cuando se hace así tal vez sea de forma interesada, que los ludditas estaban en contra del progreso, como los neoluditas actualmente, pero eso no es así, con lo que estaban en contra era del uso de esa tecnología que hacían los empresarios, de hecho nunca arremetieron contra los creadores de máquinas, solamente contra estas y cuando se estaban aplicando o se iban a aplicar en fábricas.
Todo esto ocurrió hace ya tiempo. Ahora los procedimientos de extracción de valor se están transformando y aunque se sigue extrayendo valor del trabajo humano, cada vez más se hace con nuestros datos personales, unos cedidos y otros robados, que son utilizados para vigilar, predecir y manipular. Las empresas que recogen estos datos están todavía más interesadas en los metadatos, en saber donde has estado, con quien y cuando. Con todo eso que recogen, y que producimos nosotros, comercian con publicidad, no manipulan, se los ofrecen al mejor postor sin pensar en que va ha hacer este con ellos.
Por supuesto, todo esto es posible por el uso de avances tecnológicos por parte de empresas privadas, las redes sociales en realidad son redes comerciales. Esto suena parecido a la situación que se dió en el tiempo de las luchas ludditas, sin embargo la diferencia es que cuando se han aplicado, las hemos aceptado acríticamente e incluso con alegría. No es fácil ver que el uso de las tecnologías que hace estas empresas es para extraer valor ,y mucho, de nuestros datos, no es para mejorar nuestra experiencia ni nada parecido, pero se sabe desde hace mucho tiempo que se hace así y sin embargo no parece que vayan a salir ardiendo, como salieron ardiendo las fábricas en el XIX.
Ángel